En Cantabria, donde el clima húmedo y los inviernos suaves piden viviendas bien pensadas, las casas de consumo casi nulo están dejando de ser una rareza para convertirse en una opción cada vez más valorada. Lejos de ser una moda o una excentricidad técnica, las viviendas de consumo casi nulo representan una forma de construir que prioriza la salud, el ahorro energético y el respeto por el entorno.
Pero, ¿qué hace que una vivienda Passivhaus —o casa pasiva, como también se la conoce— sea distinta de una vivienda convencional? ¿Y por qué tiene tanto sentido construir así en esta región?
Vivir mejor consumiendo menos: la esencia de una Vivienda de bajo consumo.
Una casa pasiva no necesita grandes equipos para mantener una temperatura agradable. Se basa en principios de diseño bioclimático, aislamiento térmico de alto rendimiento, carpinterías de altas prestaciones, ventilación controlada con recuperación de calor, y una estanqueidad al aire muy cuidada.
El objetivo es crear una envolvente térmica tan eficaz que la vivienda mantenga su temperatura interior sin apenas necesidad de calefacción ni refrigeración. En climas como el de Cantabria, esto se traduce en un confort constante durante todo el año, sin sobresaltos térmicos ni facturas energéticas desorbitadas.
Este estándar de construcción nació en Alemania en los años 90 y hoy es una referencia mundial. Organizaciones como el Passivhaus Institut y la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP) han trabajado para definir sus criterios y adaptarlos a distintos contextos climáticos. En España, se ha consolidado como el camino más fiable hacia la edificación de viviendas de energía casi nula (nZEB), tal como exige la normativa europea.
Casas que respiran y cuidan de quienes las habitan
Uno de los grandes valores de las viviendas de bajo consumo energético no es solo el ahorro, sino la calidad del ambiente interior. Gracias a la ventilación mecánica con recuperación de calor, el aire en el interior se renueva de forma continua, sin pérdidas de energía y sin necesidad de abrir las ventanas. Esto reduce la humedad excesiva, evita mohos, elimina partículas contaminantes y mejora el bienestar respiratorio.
Este aspecto es especialmente importante en zonas del norte de España, donde la humedad puede ser un problema y donde pasamos largas temporadas en interiores. Las casas pasivas cuidan el cuerpo sin que uno se dé cuenta: su temperatura es estable, el ambiente es silencioso y la sensación de confort es casi inmediata.
Un enfoque arquitectónico que empieza en el terreno
No todas las casas pasivas son iguales. Una vivienda autosuficiente bien diseñada en Cantabria tiene que adaptarse a su parcela, su orientación y su altitud. Aprovechar el sol del invierno, protegerse del calor del verano y controlar los vientos dominantes forma parte del diseño bioclimático que define este tipo de arquitectura.
En nuestro estudio, al abordar proyectos de este tipo, no solo aplicamos los principios Passivhaus estrictos, sino que los combinamos con materiales naturales, estrategias de arquitectura saludable y técnicas tradicionales reinterpretadas. Porque el rendimiento energético no está reñido con el carácter, ni con el paisaje.
En zonas rurales o montañosas, una vivienda de bajo consumo puede utilizar madera estructural local, aislamientos ecológicos como la celulosa insuflada, y revestimientos que favorecen la transpirabilidad. Y siempre se puede compatibilizar con sistemas de autoconsumo, como paneles solares fotovoltaicos, para acercarse a la verdadera autosuficiencia energética.
¿Vale la pena invertir en una vivienda de consumo casi nulo?
Esta es la pregunta que muchos se hacen al comparar opciones. Y es natural: una Passivhaus requiere más precisión técnica, mejores materiales y una ejecución más rigurosa. Pero lo que ofrece a cambio es mucho.
El coste inicial puede ser ligeramente superior (en torno al 5-10 % más que una vivienda bien construida con métodos convencionales). Sin embargo, los ahorros a lo largo del tiempo —en calefacción, refrigeración, mantenimiento y salud— compensan ampliamente esa diferencia. A eso se suma el valor añadido de vivir en una casa pensada para durar, para adaptarse al futuro y para resistir mejor los cambios del clima y del mercado energético.
De hecho, cada vez más promotores, tanto públicos como privados, están apostando por este tipo de construcción. Algunos de los ejemplos más destacados pueden verse en ArchDaily, donde se recopilan proyectos de casas pasivas y viviendas de consumo casi nulo en toda Europa y España.
Cantabria: una tierra ideal para casas pasivas
El clima del norte, si bien más templado que el de otras regiones, plantea ciertos retos: humedad, cambios de temperatura, lluvias frecuentes. Pero precisamente por eso una casa pasiva, bien diseñada y ejecutada, tiene aún más sentido aquí.
Aprovechar la orientación solar, aislar correctamente, evitar infiltraciones y construir con lógica permite crear viviendas que funcionan de forma natural, sin sobrecargar al medio ambiente ni al bolsillo. El estándar Passivhaus, además, no es exclusivo: se puede aplicar en rehabilitaciones, en viviendas unifamiliares, en promociones colectivas o incluso en edificios públicos.
En Cantabria ya existen arquitectos certificados, constructoras especializadas y proveedores de componentes certificados (ventanas, aislamientos, ventilación, etc.). Esto facilita mucho las cosas y permite ofrecer un servicio completo y local.
Construir una Passivhaus en Cantabria: te ayudamos desde el primer paso
Si estás pensando en construir una vivienda eficiente, saludable y preparada para el futuro, una Passivhaus puede ser la mejor opción. En nuestro estudio te acompañamos desde la fase de diseño hasta la ejecución, analizando las posibilidades reales de tu parcela, tus necesidades y tu estilo de vida. Porque no se trata solo de cumplir una certificación: se trata de que vivas mejor, todos los días.